lunes, 18 de septiembre de 2006

Congreso Internacional de las fronteras romanas

Hace ya una semana terminó en Congreso Internacional de las fronteras romanas. Los resultados pueden ser muy variados, según de quien se trate y en este caso, para la asociación Legio VII como grupo de Reconstrucción Histórica cabía destacar una serie de cuestiones de interés.

Tradicionalmente se decía en las aulas, o al menos así me lo dijeron a mí y lo pude leer en varios manuales, que existían ciertos acontecimientos que no podían quedar reflejados en los yacimientos arqueológicos. Y uno de ellos eran los campos de batalla o los movimientos de unas tropas. Pues bien, en los últimos años se ha demostrado que no es cierto, puesto que han aparecido no solo uno, sino varios campos de batalla tanto en España como fuera de España.

De antiguo eran conocidos asedios a lugares históricos, como Alesia, Numancia o Masada. Y parecía que solo este tipo de hechos, extraordinarios de por sí, podían proporcionar las únicas evidencias de enfrentamientos bélicos que, además, solo eran entendidas gracias a los textos históricos que daban sentido a los hallazgos.

Pues bien, desde hace varios años se van localizando varios campos de batalla a lo largo y ancho de la Península. Muy pocos han quedado reflejados en los textos históricos, algunos se encuadran dentro de conflictos más grandes y sólo en algunos casos la batalla ha quedado descrita en los libros de historia.

Quizá uno de los ejemplos más antiguos sea el campo de batalla de Andagoste (Álava) donde se enfrentaron tropas romanas contra indígenas, parece que con victoria para estas últimas. No existe constancia de enfrentamientos ni de batallas en la zona, pero debió tener su importancia.

Los restos aparecidos han sido numerosos proyectiles, restos de equipamiento de las tropas romanas diseminado a lo largo y ancho de una amplia zona que ha sido estudiada de forma minuciosa y exhaustiva por los arqueólogos alaveses. Su análisis ha concluido con una elaboración de una hipótesis bastante creíble de cómo ocurrió todo.

Entre muchas lecciones que se pueden extraer… No os hagáis los arqueólogos desenterrando cosas sin tener ni idea. El daño que se puede hacer es incalculable. Este campo de batalla había permanecido inalterado más de 2000 años sin que gente con detectores de metales lo hubiera encontrado. Si este tipo de gente lo hubiera encontrado se habría destruido a lo tonto, de una forma irreparable y jamás se hubiera llegado a averiguar la existencia de un acontecimiento de este tipo.

En la actualidad y tras el Congreso la nómina de escenarios bélicos ha aumentado notablemente, tanto con pequeños campamentos de marcha o de campaña a lo largo y ancho de toda la península, relacionados con diferentes conflictos armados de la Antigüedad.

Sin duda, la nómina más elevada de este tipo de escenarios se encuentre en la cordillera Cantábrica de la época de conquista de noroeste momento en el que se han encontrado numerosos campamentos en Cantabria e incluso algún asedio de castro. A ello hay que añadir el de la Carisa, en la divisoria entre Asturias y León.

De momento la cosa irá a más, puesto que la investigación en muchos lugares está en marcha y sin duda aparecerán nuevos yacimientos que nos hablen de acontecimientos que no han quedado en los libros de historia.

jueves, 7 de septiembre de 2006

Gladiadores en el anfiteatro

Jueves, 7 de Septiembre de 2006
Diario de León
REPORTAJE | «AVE CÉSAR...»
Gladiadores en el anfiteatro
JESÚS
Gladiadores en el anfiteatro
Anthony Wilmott ofreció una conferencia sobre las nuevas excavaciones en el anfiteatro de Chester

El arqueólogo británico Anthony Wilmott participó ayer en el Congreso Internacional de la Frontera Romana y matizó algunas similitudes entre los anfiteatros de Chester y León
Marta Cuervo león

De mano de un conjunto de expertos en el mundo de la arqueología, la paleontología y la arquitectura de tiempos pasados, continúa el Congreso Internacional de la Frontera Romana, que se desarrollará hasta la semana que viene en las facultades de la Universidad de León. En la facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales, ayer el público, que provenía de más de 32 países diferentes, asistente al tan especial evento -el congreso sólo se celebra cada dos años y eligiendo como sede una ciudad entre todas las participantes del mundo- pudo disfrutar de la ponencia de Anthony Wilmott. El británico ofreció una conferencia acerca de las nuevas excavaciones que se han realizado en el anfiteatro militar de Chester, en Gran Bretaña.

Gracias a estas actividades se ha obtenido mucha información desconocida hasta el momento. Ahora los científicos que estudian el anfiteatro, su desarrollo y evolución, conocen cada detalle acerca del modelo constructivo. También se han percatado de la existencia de dos anfiteatros distintos, es decir, en un principio existió uno y posteriormente lo agrandaron, creando así uno mucho más portentoso.

Con la puesta en marcha del proyecto de las excavaciones se han encontrado, además, muchas piezas de cerámica romana, piezas y pedazos de espadas de los luchadores y hasta restos de sangre y dientes humanos clavados en la arena, que presentaba un aspecto sucio debido a estos motivos. Se ha demostrado que la arena del anfiteatro, sobre la cual se libraron espeluznantes y crueles luchas a muerte entre gladiadores, era importada de un lugar que dista de Chester en al menos dos kilómetros.

El proyecto desarrollado hasta ahora en el anfiteatro de Chester, según Anthony Wilmott, quiere dar un nuevo enfoque en las investigaciones. Como ocurre en el caso de León, el anfiteatro está situado en un lugar muy céntrico de la ciudad y lo que se pretende es construir sobre él un encubrimiento, una especie de edificio encima que cree un vínculo a modo de aula arqueológica, y de esta manera que quede totalmente integrado inmemorialmente en la ciudad. Este proyecto fue puesto en común con el pueblo y con el Ayuntamiento del lugar y ambos están muy concienciados de la importancia que supone la antigua edificación romana y de acuerdo con llevar a cabo la obra. Existen dos instituciones que especialmente están apoyando, económica e institucionalmente el propósito: English Heritage y Chester City Council.

Anthony Wilmott sostiene que los anfiteatros son absolutamente diferentes unos de otros dependiendo de los materiales con los que fueron construidos; unos fueron fabricados con tierra y madera, otros con piedras... Y destacó que el de Chester es el que posee una elaboración más compleja y mejor realizada, al menos de entre todos los de Gran Bretaña.

A pesar de que muchos investigadores consideran que los anfiteatros militares se construían especificamente para desempeñar actividades destinadas al uso militar, Anthony Wilmott considera, por el contrario, que se edificaban con la misma intención que los anfiteatros civiles, es decir, para el uso y disfrute del público en general: ejecuciones de animales, espectáculos con fieras y luchadores, combates de gladiadores, entre otros pasatiempos de la época. Como Wilmott aseguró, los anfiteatros de León y chester son muy similares y existen muchos paralelismos entre ellos, especialmente en cuanto a la fabricación, con base de piedra y elevaciones en madera, y sus funciones.

miércoles, 6 de septiembre de 2006

Una arqueóloga demuestra que había mujeres en los campamentos romanos Hoy le toca el turno al anfiteatro









Diario de León
Miércoles, 6 de Septiembre de 2006
La historiadora ha encontrado cientos de elementos femeninos y tumbas de niños bajo las casas
Penelope Allison da la vuelta a la historiografía y asegura que los soldados vivían con su familia
Cristina Fanjul León


La arqueóloga Penelope Allison ofreció ayer una comunicación titulada Women in the early fronts acerca del papel que jugaron las mujeres en los campamentos republicanos y altoimperiales.

Allison ha estudiado los vestigios de los campamentos de Vetera, Rottweil, Oberstimm y Ellingen y ha descubierto en ellos restos que han dado la vuelta a lo que tradicionalmente creía la arqueología sobre la vida de los soldados en los campamentos.

Entre los elementos hallados destacan prendedores de pelo, broches y -lo que resulta más importante aún- tumbas de niños enterrados bajo las casas. Todo ello llevó a la historiadora a dar por sentado que, a pesar de lo que se creía, los campamentos no estaban integrados tan sólo por hombres. «Dentro del recinto del fuerte vivían mujeres; ¿Cree que de lo contrario 300 hombres habrían aguantado en un fuerte durante alrededor de 25 años?», se pregunta. «Definitivamente, los campamentos no eran dominios masculinos». La relación de afecto que los soldados tenían hacia estas mujeres y sus hijos se demuestra además en algunas de las inscripciones halladas en las tumbas.

Por otro lado, la arqueóloga considera que en muchos casos, debido a las inscripciones encontradas, los soldados se casaban -si bien no legalmente- con indígenas, a las que después llevarían incluso a los destinos que se les encomendaban. Acerca de la posibilidad de que en estos casos ellas durmieran fuera del campamento, en la cannaba, la historiadora se muestra tajante: «¿Cuál sería el objeto de que pasaran todo el día dentro y salieran al anochecer?», dice.

Allison considera también que estas mujeres realizaban gran cantidad de tareas dentro de los fuertes -no sólamente las propias de las esposas-, como las de artesanas o comerciantes.

Otra de las conclusiones a las que Allison llega y que desmonta las creencias tradicionales se refiere al rango que había que tener dentro del ejército para tener esposa. Desde siempre se había creído que a los soldados rasos no les estaba permitido. Sin embargo, el estudio de los objetos claramente femeninos hallados -horquillas, broches, botes de perfumes, etc- y su distribución por doquier, parece demostrar que las mujeres estaban perfectamente integradas en los campamentos y desarrollaban roles de todo tipo.

No obstante, cabe destacar el hecho de que, por lo general, los soldados que tomaban esposas no estaban legalmente casados, con lo que sus hijos no eran ciudadanos romanos. «La única manera que tenían estos niños de conseguir la ciudadanía era ingresar en el ejército», manifiesta, y añade que ésta era además una de las maneras del Imperio de reclutar levas. Penelope Allison desconoce si en esta teoría puede aplicarse a los campamentos de Hispania, y defiende la posibilidad de que se inicien las investigaciones para demostrar que en la Legio VII también fue así. El Congreso de Frontera Romana continúa hasta el día once de septiembre. Hoy, el arqueólogo británico A. Wilmott hablará acerca del anfiteatro militar de Chester, muy similar al que el año pasado se descubrió en León. Será a las 12.40 horas en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales.

«No tiene sentido pensar que más de 300 hombres hubieran aguantado viviendo solos, apartados de la vida normal, durante más de 25 años»

«Los soldados se casaban y sus hijos ingresaban en el ejército con el fin de conseguir la ciudadanía»

PENELOPE ALLISON

Arqueóloga

martes, 5 de septiembre de 2006

Desde el Congreso


Tal y como había prometido a la Asociación Legio VII voy a escribir algo sobre el Congreso, en un hueco en que me he escapado entre sesión y sesión. La verdad es que, como todos estos eventos, las sesiones van muy apretadas y no siempre se digiere todo lo que se expone lo bien que se debería.

De camino venía pensando en una de las últimas comunicaciones que me han dejado bastante pensativo y que va a tener su influencia en este mundillo de la “Reconstrucción Histórica”. El trabajo corresponde a un conocido nuestro, Joaquín Aurrecoechea que ha hecho una exposición sobre las loricas segmentatas de la península. O lo que es lo mismo, las armaduras de segmentos en Hispania.

En la actualidad, y tras los recientes hallazgos arqueológicos en el yacimiento germano de Kalkriese, existen tres tipos de corazas romanas de este tipo a las que se les da el nombre con el lugar de hallazgo. El tipo Kalkriese, el Corbridge y el Newstead que cubrirían un abanico temporal desde comienzos del siglo I dC hasta el siglo III, más o menos, sin que los investigadores ingleses, que son quienes han llevado tradicionalmente la batuta en esta materia piensen que lleguen al siglo IV, momento en que se representa a un infante romano bien diferente y casi irreconocible, como el de la imagen adjunta.

La investigación de piezas, mayoritariamente de yacimientos de la provincia de León, viene a modificar severamente las cronologías. Para empezar parece que en Astorga existen restos de una coraza del tipo Kalkriese, la más antigua y primitiva, de la que casi, casi acaba de conocerse su existencia.

En León existen piezas de los siguientes tipos. El Corbridge, de mediados del siglo I, momento en que tradicionalmente se creía que se había inventado esta protección corporal y cuya puesta en escena había tenido lugar en la conquista de Britania bajo el reinado de Claudio. Bueno, esta es una cuestión que hace tiempo se había rechazado, aunque mucho ojo con lo que leeís sobre el particular, sobre todo si la publicación tiene algo de tiempo. Digamos siete años. Pues bien, que sepáis que el yacimiento de León ya había dado muestras de estas corazas a mediados del siglo I, redundando en la imposibilidad de esta antigua afirmación.

Pero las sorpresas quedan por llegar. Los tipos de corazas de la época de la Legio VII (Corbridge y Newsted) parecen haber tenido, al menos en nuestro campamento legionario, otra evolución bien distinta de la que creían los investigadores británicos. Para empezar, ambas coexisten casi todo el siglo II sin que un modelo haya sustituido al otro de una forma clara en “un momento impreciso” del siglo II, eliminando una idea “evolucionista” que se venía aplicando y que parece demostrarse errónea a la luz de los hallazgos.

La segunda cuestión a mí, por lo menos, me produce bastante vértigo. Considera que las tradicionales loricae segmentatae del Alto Imperio no solo pervivieron a lo largo del siglo III, sino que siguieron en uso durante el siglo IV, y no “un poquito”, sino hasta por lo menos el 350 (como año de referencia). Todo ello avalado, por supuesto, con hallazgos de fragmentos de las corazas correspondientes.

Como comprenderéis no pude resistirme a preguntar a este investigador quien me amplió que los hallazgos de piezas de este tipo están bien fechados. Yo me fío también de estas cronologías puesto que conozco a los excavadores y su forma de trabajar. Y los hallazgos curiosamente ya no corresponden al campamento de León sino, agárrate, a las ciudades de Asturica Augusta y a Lancia, donde ciertamente, con anterioridad no había existido ejército y no hay posibilidad de argumentar tecnicismos que hagan dudar de las fechas. Y también se ha aludido a algunos hallazgos británicos a los que no se les había dado demasiado crédito.

¡Vaya bombazo!

Reconstrucionistas del Bajo Imperio: Atáos los machos e id pensando en cambiar de indumentaria…

Prometo continuar………