miércoles, 7 de mayo de 2008

León y las Legiones

León y las legiones

Autor: Eutimio Martino

Editores: S.l. : E. Martino, D.L. 1992 (León : Sorles) 1992

ISBN: 84-604-3307-2


Como contrapunto vamos a incluir libros NO RECOMENDADOS, quizá tal útil como los recomendables. Hemos elegido un título de este autor que afecta directamente a nuestra temática, aunque las consideraciones que vamos a realizar son extensibles a toda su obra completa, incluida otra obra titulada “La Huella de Las Legiones” de idéntico cariz.

Se trata de un autor que ha tenido mucha repercusión a nivel local y regional debido al eco que ha tenido en la prensa. Se ha intentado generar una polémica con los medios académicos, que por cierto, la han eludido en todo momento, porque el autor presuntamente habría “desmontado” las teorías de la investigación científica, de decenas de investigadores y lustros de trabajo.

El libro en cuestión no recoge ninguno de los hallazgos arqueológicos leoneses, ni antiguos (de García y Bellido, por ejemplo) ni mucho menos recientes, en todo caso suficientemente publicados y conocidos.

En lugar de ello, se teoriza en torno a una serie de topónimos que llevan a “descubrir” que el campamento legionario no se encontraba en la zona antigua de la ciudad, donde se han realizado los descubrimientos arqueológicos, sino en un paraje próximo al Campus Universitario. La aparición de una necrópolis del siglo IV d.C., es el argumento esgrimido para “demostrar” que allí existió un campamento romano del siglo I d.C. Además se poner nombre a la legión que se asentó allí, por su puesto, sin datos epigráficos o textos de ningún tipo.

En los últimos tiempos el autor ha hecho nuevas incursiones en la arqueología con un resultado aún más desastroso, si cabe. En un reciente libro, La Huella de Las Legiones”, se localizan castros que no existen, identifica simas de complejos cársticos (de formación natural), como silos excavados por los romanos y toda una serie de despropósitos penosos de enumerar que eliminan cualquier atisbo de verosimilitud a las pintorescas teorías allí expuestas.

El hacer un libro de historia no consiste en escribir imaginaciones o elucubraciones. Es necesario conocer todos los documentos históricos que apoyen las teorías. Conocer el trabajo de otros investigadores que ya han tratado el tema, así como las fuentes históricas, arqueológicas y epigráficas.

En ninguno de estos libros aparece un aparato crítico, referencias a otras investigaciones, por lo que dudamos que se hayan consultado o que tan siquiera se conozcan.

Así, sin rigor, ni documentación es una auténtica pérdida de tiempo su lectura y tirar el dinero su compra. Y lo peor es que está contribuyendo más a desinformar que a informar.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Antes ya me sonaban muchas cosas a fantasía y ahora me lo confirmais.
Vamos, que no lo habéis dicho, pero es para decirlo claramente. Estos libros son una estafa ¿no?

Anónimo dijo...

Lo que no es científico es negar todas las teorías de Martino. Se puede podar el árbol pero el tronco permanece firme. Martino al menos hace trabajo de campo, y los arqueólogos de turno llevan dando la vuelta al mismo ladrillo de Lancia más de 100 años. Roma contra Cántabros y Astures es un libro que permanecerá, al menos situa la guerra contra los Cántabros en Cantabria, con un estudio finísimo e inteligente de la toponimia que otros ni han intuido.

Anónimo dijo...

Una estafa son: los técnicos de patrimonio de la junta y algunos arqueólogos de León que han permitido con sus informes que el destino de los principia este amenazado por la decisión de un juez. Mientran tanto el Padre Martino con 84 años sigue saliendo casi diariamente a la Montaña Oriental Leonesa, trabajando en una teoría que puede tener algun fallo, pero en los esencial ha resuelto el tema de las guerras Cántabras. Solo Peralta y Echegaray, otros que trabajan, han tenido la valentía de reconocer en privado el trabajo del Padre Martino.

castiello dijo...

Una estafa es decir, por un catedratico de Historia Antigua de la Universidad de León que no existe ningun puente romano en la cuenca del alto Esla.